domingo, 27 de enero de 2013

Domingo


El problema de replicar la cosmogonía en la vida cotidiana es que tenemos que crear un mundo cada siete días y quién puede con eso. Lo difícil es que ahora ya no se trata de separar el día de la noche, ni de crear animales y plantas. Se trata de crear palabras adecuadas para cada situación, de crear acciones que sean correspondientes con los ideales que decimos tener. Claro, ya no podemos darnos el lujo de crear mundos desde cero, totalmente en blanco, tal vez eso sería demasiado para nuestras capacidades. Pero esto de que nos den mundos predeterminados con todo y manual es terrible. Y he ahí la tarea: hacer como si creamos mundos originales, esforzarnos en pensar que cada vez diseñamos algo a partir de la nada; ejercer nuestro pequeño poder sobre lo que todavía no existe. 

lunes, 7 de enero de 2013

Cristal


Este es mi palacio de cristal
mi burbuja impermeable
refugio de temores y sombras.
El dolor, el deseo, la vida
se engendran en un palacio de cristal.

A veces se rompe,
y he pasado mi vida reconstruyéndolo
adornándolo, 
que siempre parezca intacto
que siempre esté lúcido y hermoso.

Este es mi palacio de cristal,
mi ventana hacia el mundo
mi caparazón hecha
con trozos de inseguridad.

Esta es mi vida insignificante
esta es mi frágil existencia
sostenida en lo más alto
de cristales en ruinas.

viernes, 12 de octubre de 2012

otra noche más


¿Será que aún hay espacio para mí en esta noche?
¿Algún silencio que pueda tomar para multiplicarme,
algún rastro de soledad para materializarme?

¿Será que puedo tomar prestada alguna presencia,
alguna vida que no haya querido despertar, 
alguna muerte que no ha querido llegar?

O acaso podré solamente desaparecer
entre los escombros de lo que ha sido mi existencia
en este mundo que he construido ficción por ficción.

Mundos, vidas, pequeñas luciérnagas
dibujando mapas estelares
esperando a que me embarque
hacia algún destino lineal y medible 

Hace ratos que cambié mi brújula
por restos de amor

miércoles, 19 de septiembre de 2012

lunes, 3 de septiembre de 2012

Adagio


La tarde muere,
se desvanecen sus leves caricias,
crecen globos de helio y explotan.

La última agonía del smog citadino,
apenas suenan los alaridos de los demonios danzantes
     demonios con ruedas y dolores
          demonios luminosos,
               difuntas ilusiones.

Las calles, las armas, los carros
abandonados de colores, relucen
su oscuridad más hermosa,
su odio más enardecido.

La tarde se muere,
el cielo carece de recuerdos,
¿existen, acaso, los recuerdos?

Todos los sustantivos
languidecen, se doran
con los últimos suspiros
de una tarde convaleciente
dejando tras de sí
el rostro desfigurado
del desasosiego urbano. 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Escarabajo


Perder la seriedad de vez en cuando. 
Abrirle la puerta a los fantasmas
que bailen un poco.

Hoy no quiero quedarme dormida. 
Hoy quiero arrastrarme
a los espacios perdidos
enredarme en caminos inhóspitos 
que los árboles caigan sobre mi
que los pájaros caguen sobre mi.

Ser más escarabajo,
rodar entre el asco del mundo
y aún, emitir luz
y más aún, ser luz. 

martes, 3 de julio de 2012

Escribo


Esperar a la media noche para escribir. Pensar que escribir en el momento en que el tiempo se quiebra es mejor. Pensar que la escritura diurna no es igual a la nocturna. No importa, escribir es escribir y ya. Sólo es el misticismo del ritual. Sólo es pretender darle más significado. Algo en qué creer. Pensar que escribir en este justo momento es más inspirador, más poético, cuando sólo es el momento en que pierde lucidez mi cerebro. Tal vez, no soy tan espontánea a la luz del día. Tal vez, la luna se me hace más amigable. Tal vez, hay más silencio. Tal vez, estoy más sola, más abandonada a la pantalla de la computadora. Nunca conocí una lámpara de aceite, una antorcha, una pluma verdadera con tinta, un pergamino... una oscuridad total. 

No interesa, supongo, las condiciones en las que se escribe. No interesa que esté aquí o allá, que sea de noche o de día. El trabajo que me hace falta para mejorar será siempre el mismo, esté despierta o dormida. Al final, estoy yo sola frente a este espacio en blanco, que pretendo llenar con mis dubitativos pasos. Estoy sola, sí sola, frente a este abismo engañoso, que cobra muchas formas, que a veces se me hace antojadizo, y otras veces sólo me convierte en un ser miserable. Soy alguien más tratando de ser alguien. Soy otra interlocutora de un discurso viejo y repetido. No sé que tanto tengo que aportar al mundo. No sé si tengo algo qué aportar al mundo. Apenas hoy puedo derramar estas líneas y esparcir mi desasosiego. Ahora, sólo hay frío, y veo los obstáculos florecer. Veo mi mediocridad carcomiendo mis ansias.  Y solamente escribo.