domingo, 27 de enero de 2013

Domingo


El problema de replicar la cosmogonía en la vida cotidiana es que tenemos que crear un mundo cada siete días y quién puede con eso. Lo difícil es que ahora ya no se trata de separar el día de la noche, ni de crear animales y plantas. Se trata de crear palabras adecuadas para cada situación, de crear acciones que sean correspondientes con los ideales que decimos tener. Claro, ya no podemos darnos el lujo de crear mundos desde cero, totalmente en blanco, tal vez eso sería demasiado para nuestras capacidades. Pero esto de que nos den mundos predeterminados con todo y manual es terrible. Y he ahí la tarea: hacer como si creamos mundos originales, esforzarnos en pensar que cada vez diseñamos algo a partir de la nada; ejercer nuestro pequeño poder sobre lo que todavía no existe. 

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