viernes, 12 de octubre de 2012

otra noche más


¿Será que aún hay espacio para mí en esta noche?
¿Algún silencio que pueda tomar para multiplicarme,
algún rastro de soledad para materializarme?

¿Será que puedo tomar prestada alguna presencia,
alguna vida que no haya querido despertar, 
alguna muerte que no ha querido llegar?

O acaso podré solamente desaparecer
entre los escombros de lo que ha sido mi existencia
en este mundo que he construido ficción por ficción.

Mundos, vidas, pequeñas luciérnagas
dibujando mapas estelares
esperando a que me embarque
hacia algún destino lineal y medible 

Hace ratos que cambié mi brújula
por restos de amor

miércoles, 19 de septiembre de 2012

lunes, 3 de septiembre de 2012

Adagio


La tarde muere,
se desvanecen sus leves caricias,
crecen globos de helio y explotan.

La última agonía del smog citadino,
apenas suenan los alaridos de los demonios danzantes
     demonios con ruedas y dolores
          demonios luminosos,
               difuntas ilusiones.

Las calles, las armas, los carros
abandonados de colores, relucen
su oscuridad más hermosa,
su odio más enardecido.

La tarde se muere,
el cielo carece de recuerdos,
¿existen, acaso, los recuerdos?

Todos los sustantivos
languidecen, se doran
con los últimos suspiros
de una tarde convaleciente
dejando tras de sí
el rostro desfigurado
del desasosiego urbano. 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Escarabajo


Perder la seriedad de vez en cuando. 
Abrirle la puerta a los fantasmas
que bailen un poco.

Hoy no quiero quedarme dormida. 
Hoy quiero arrastrarme
a los espacios perdidos
enredarme en caminos inhóspitos 
que los árboles caigan sobre mi
que los pájaros caguen sobre mi.

Ser más escarabajo,
rodar entre el asco del mundo
y aún, emitir luz
y más aún, ser luz. 

martes, 3 de julio de 2012

Escribo


Esperar a la media noche para escribir. Pensar que escribir en el momento en que el tiempo se quiebra es mejor. Pensar que la escritura diurna no es igual a la nocturna. No importa, escribir es escribir y ya. Sólo es el misticismo del ritual. Sólo es pretender darle más significado. Algo en qué creer. Pensar que escribir en este justo momento es más inspirador, más poético, cuando sólo es el momento en que pierde lucidez mi cerebro. Tal vez, no soy tan espontánea a la luz del día. Tal vez, la luna se me hace más amigable. Tal vez, hay más silencio. Tal vez, estoy más sola, más abandonada a la pantalla de la computadora. Nunca conocí una lámpara de aceite, una antorcha, una pluma verdadera con tinta, un pergamino... una oscuridad total. 

No interesa, supongo, las condiciones en las que se escribe. No interesa que esté aquí o allá, que sea de noche o de día. El trabajo que me hace falta para mejorar será siempre el mismo, esté despierta o dormida. Al final, estoy yo sola frente a este espacio en blanco, que pretendo llenar con mis dubitativos pasos. Estoy sola, sí sola, frente a este abismo engañoso, que cobra muchas formas, que a veces se me hace antojadizo, y otras veces sólo me convierte en un ser miserable. Soy alguien más tratando de ser alguien. Soy otra interlocutora de un discurso viejo y repetido. No sé que tanto tengo que aportar al mundo. No sé si tengo algo qué aportar al mundo. Apenas hoy puedo derramar estas líneas y esparcir mi desasosiego. Ahora, sólo hay frío, y veo los obstáculos florecer. Veo mi mediocridad carcomiendo mis ansias.  Y solamente escribo. 

miércoles, 25 de abril de 2012

Colores


Tranquila, es una alucinación normal, me dijo. Yo juraba haber visto pequeñas luciérnagas alrededor de mi cama, luciérnagas de colores. Este es el medicamento, con la dosis apropiada estarás bien. Yo no quería dejar a las luciérnagas, tan bonitas. Apenas llego a mi cama, parpadeo, y están de nuevo ahí. A veces les pongo música y bailan, juegan a ser árboles, pájaros, nubes, hasta el día que se les ocurrió jugar a ser ceniza. ¿Qué se hace con la ceniza? La coloqué en un pequeño frasco, seguramente, a las luciérnagas les gustan los horizontes abiertos. Caminé hasta el punto más alto que encontré, abrí el frasco y salieron de nuevo las luciérnagas volando, me llevaron volando, yo también era una luciérnaga, yo también era de colores. Volamos toda la noche, hasta que dejé dejé de sentir el roce del viento, dejé de sentir el peso de mi vida. 
Desperté, me vi en el espejo y supe que las luciérnagas seguían conmigo, bonito disfraz el que me dejaron, espero que a las personas no les moleste reflejarse en mis colores. 

viernes, 23 de marzo de 2012

Ilusionistas

Nací con un espejo. Un espejo que dispara al "yo" como rayos infrarrojos. Apenas percibo reflejos de los otros espejos. Veo, escucho, y sólo puedo tocar espejos. 

La sociedad, esa maraña de espejos laberínticos. Espejos que son producto de otro espejo. Espejos contorsionistas, mañosos, luchando por ser el más ilusionista. Cada espejo es un nuevo abanico de colores, mezclados, reciclados. Los colores aprenden a bailar con la luz, a fusionarse y ser engaño, ser ficción.

Quién sabe dónde queda la realidad en este enrollo. Sólo un espejo celoso puede jactarse de conocerla. 

La verdad, esa confusa sucesión de espejos...

jueves, 16 de febrero de 2012

Escala de grises

Un verso que cae en una pluma negra.
El asfalto la abraza con el amor de sus grietas y orines. 
Se levanta prerezoso el polvo, respirando, existiendo.
El polvo que disfruta las caricias del viento y de los árboles. 
Y recibe a las plumas, como leves epitafios que efectúan su aporte a la causa de ennegrecer el mundo. 
El asfalto siempre tiene hambre, de choques, de sangre, 
de las pequeñas palabras que dejan olvidadas las personas en las calles. 
El vómito cotidiano siempre tiene un lugar para acogerse y sobrevivir, 
una casa de plumas negras. 
Se me acaban los colores.
Las plumas negras inundan las calles y los sueños.
Las plumas o el asfalto...


El asfalto o esa nariz privilegiada que diseñó sus olores.
O el zanate rebelde que no quería tener plumas.

sábado, 14 de enero de 2012

Escondite

Lo que no escribo queda guardado en gotitas de memoria. En algún momento las gotas se evaporan y se pierden. Muy pocas veces llueven de regreso. Lo que no escribo se guarda en el insomnio, en el frío de la noche, cuando las ideas no encuentran quién las acoja. Entonces, se van. 
La hoja en blanco siempre llega tarde, su impuntualidad la lamentan las ideas perdidas. Bueno, habría que preguntarle a las ideas si les gusta estar encerradas en una hoja de papel. Tal vez no les gusta y por eso huyen. Tal vez no huyen y solamente están escondidas. Tal vez iré a esconderme con ellas también, hasta que llegue la próxima página en blanco.