Lo que no escribo queda guardado en gotitas de memoria. En algún momento las gotas se evaporan y se pierden. Muy pocas veces llueven de regreso. Lo que no escribo se guarda en el insomnio, en el frío de la noche, cuando las ideas no encuentran quién las acoja. Entonces, se van.
La hoja en blanco siempre llega tarde, su impuntualidad la lamentan las ideas perdidas. Bueno, habría que preguntarle a las ideas si les gusta estar encerradas en una hoja de papel. Tal vez no les gusta y por eso huyen. Tal vez no huyen y solamente están escondidas. Tal vez iré a esconderme con ellas también, hasta que llegue la próxima página en blanco.
Me gusto mucho la parte sobre si las ideas les gusta estar encerradas en una hoja. Tal vez sean mas felices en el infinito de nuestras mentes.
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